"Lo importante no es con qué comunicarse sino con quién" , así titula su artículo la profesora Juana Mª Sancho de la Universidad de Barcelona, en el que se refiere a los indudables avances tecnológicos que facilitan la comunicación y el aprendizaje de las personas con algún tipo de discapacidad, pero que no son suficientes para lograr la auténtica integración del discapacitado. Es necesario un cambio de mentalidad del profesorado, el alumnado, la escuela, la comunidad educativa y la propia sociedad, para superar la cultura de la homogeneidad.
Pongo un ejemplo comparativo: la universidad a distancia no se pueden diseñar igual que la universidad presencial, porque el alumno presenta un perfil diferente y las metodologías a aplicar son también diferentes, pero no por ello debe perder valor, aunque a gran parte de la sociedad le cuesta asimilarlo, porque exite una cultura social difícil de cambiar. De la misma manera, no se pueden diseñar programas de enseñanza dirigidos a personas con algún tipo de discapacidad, aún empleando los más innovadores medios tecnológicos, de la misma manera que programas dirigidos a sujetos sin discapacidad, pero no por ello deben perder valor.
Tecnologías desarrolladas para personas con deficiencias auditivas son cada vez más sofisticadas, que permiten al sujeto integrarse en un aula con personas no deficientes, participar en actividades formativas a distancia, comunicarse a distancia con otras personas sordas, etc. Pero es cierto que estos recursos se emplean, en ocasiones, con el objeto de que sean capaces de lograr las mismas realizaciones que los que no sufren discapacidad, e incluso se diseñan bajo esa premisa.
Pienso que el esfuerzo debe ir encaminado cara a la incorporación de las TICs como medios de gran potencialidad, que utilizados desde el derecho a la igualdad, el valor de la diversidad y respeto a la indentidad personal, ayude a la construcción aprendizajes significativos en los sujetos.
Uxia C.R.
Pongo un ejemplo comparativo: la universidad a distancia no se pueden diseñar igual que la universidad presencial, porque el alumno presenta un perfil diferente y las metodologías a aplicar son también diferentes, pero no por ello debe perder valor, aunque a gran parte de la sociedad le cuesta asimilarlo, porque exite una cultura social difícil de cambiar. De la misma manera, no se pueden diseñar programas de enseñanza dirigidos a personas con algún tipo de discapacidad, aún empleando los más innovadores medios tecnológicos, de la misma manera que programas dirigidos a sujetos sin discapacidad, pero no por ello deben perder valor.
Tecnologías desarrolladas para personas con deficiencias auditivas son cada vez más sofisticadas, que permiten al sujeto integrarse en un aula con personas no deficientes, participar en actividades formativas a distancia, comunicarse a distancia con otras personas sordas, etc. Pero es cierto que estos recursos se emplean, en ocasiones, con el objeto de que sean capaces de lograr las mismas realizaciones que los que no sufren discapacidad, e incluso se diseñan bajo esa premisa.
Pienso que el esfuerzo debe ir encaminado cara a la incorporación de las TICs como medios de gran potencialidad, que utilizados desde el derecho a la igualdad, el valor de la diversidad y respeto a la indentidad personal, ayude a la construcción aprendizajes significativos en los sujetos.
Uxia C.R.
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